La economía mundial creció un 3% el año pasado, pero las emisiones de CO2 se mantuvieron estables en cerca de 32.300 millones de toneladas de CO2. Aunque los esfuerzos de las economías desarrolladas por contaminar menos (en la UE las emisiones bajaron un 5%), el uso más eficiente de la energía en China (empleando fuentes hidráulica, eólica y solar y menos carbón) y los bajos precios del petróleo (que hace que las empresas opten por este combustible fósil en lugar del carbón, que contamina más) expliquen en parte este estancamiento de las emisiones mundiales, queda camino por recorrer en la lucha contra el cambio climático.
París será, del 30 de noviembre al 11 de diciembre, la sede de la vigésimo primera edición de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21), una cumbre clave en la que representantes de todos los países, ONG, representantes de la sociedad civil y observadores intentarán llegar a un acuerdo con respecto a los compromisos de los países con el medio ambiente.
La Cumbre supone un paso histórico en la lucha contra el cambio climático, ya que, por primera vez, se trata de lograr un acuerdo universal y vinculante (que incluirá a China, Brasil y EEUU) que impulse la creación de sociedades menos contaminantes. El objetivo principal: limitar el aumento de la temperatura media global a 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales.
El futuro acuerdo entrará en vigor a partir de 2020, sustituyendo al Protocolo de Kioto, y obligará a los países firmantes a presentar una contribución nacional donde pongan de manifiesto los esfuerzos particulares que van a desarrollar para luchar contra el cambio climático. Este documento deberá entregarse antes de la cumbre y la secretaria de la conferencia publicará un resumen con todos los futuros planes de contribución la víspera de la celebración del evento.
Fondos
Otro de los posibles escollos de la cumbre de París será garantizar que los países avanzados demuestren perspectivas reales de lograr reunir 100.000 millones de dólares (88.000 millones de euros) anuales a partir de 2020 para financiar acciones de mitigación y adaptación del cambio climático en países en desarrollo. Los fondos que se logren irán al Fondo Verde para el Clima. La Conferencia de París contará además con un equipo económico y financiero que informará a cada país sobre las inversiones que tienen que llevar a cabo para que inicien el proceso de transición hacia economías bajas en carbono.